CELTAS CORTOS EN ARGES (TOLEDO) 9 DE JULIO DE 2005.
(Crónica realizada por Angel Jiménez para www.cuerdasdeacero.com)
Pues siguiendo con nuestra particular “gira de verano” ayer nos desplazamos mi compañera y yo a Argés, un pequeño pueblo de Toledo muy cercano a la capital, a tan solo ocho kilómetros exactamente. El motivo no fue otro que asistir a un concierto de Celtas Cortos, un concierto de estos de feria de pueblo que tanto me gustan… Uno que tiene un pequeño trozo de alma cañí y le encantan las banderitas, las luces de colores, la gente requetearregladita, los puestos de feria…
Ayer la elección estaba entre Ska-P, que tocaron en Miguelturra (Ciudad Real), y Celtas Cortos en Argés (Toledo) como ya les dicho antes. La verdad es que dudamos un poco pero al final se llevó el gato al agua Celtas Cortos por la cosa de apostar por un valor seguro, una banda que lleva la tira de años en esto y que siempre ha hecho pasar muy buenos ratos en sus conciertos. Y además, qué leche, que un servidor era un fans de ellos allá por los 15 años. Casi ná ha llovido desde entonces…
Y bueno, la primera impresión que me llevé ayer es que los Celtas han bajado un escalón considerable. Ayer tocaron en la plaza del pueblo, gratis y con no demasiada expectación a pesar de no tener que rascarse el bolsillo. Había niños en las vallas y matrimonios más detrás como si fueran a ver a una orquesta. ¿Y la juventud? ¿Ya les ha dado la espalda? Bueno, a medida que se acercó la hora de comenzar se fueron acercando algunos jóvenes por allí, aunque la verdad es que quién ha visto la expectación que creaban y quién los ve ahora…
Les engañaría si no les dijera que sentí algo de pena. Ellos, que tiempo atrás llenaban campos de fútbol pagando y que ahora han pasado a tocar gratis en plazas de pueblo, con poca gente y casi sin pipas que les recojan los instrumentos… En fin, poco les puedo reprochar a los Celtas ya que estamos en un país donde ya saben ustedes que a los grupos se les olvida en cuanto llevan diez años en activo. Y nada, que todo tiene una época y está claro que la de los Celtas ya pasó y bastante hacen con seguir ahí de gira aunque sea en plazas menores que antaño.
Comenzó el concierto a las 12.15 de la noche y terminó a eso de las 2.00, es decir, poco menos de dos horas en las que derrocharon simpatía, buen rollo, el gran dominio que tienen de sus instrumentos, mucha diversión y una clara mirada hacia atrás que para un servidor supuso volver a sentirse joven y disfrutar como un enano, casi como cuando tenía 16 años y los vi por primera vez. Y es que no podía ser menos ya que en su repertorio han vuelto a meter temas de los más clásicos, de los más celtas, de los más fiesteros…
Así pues, comenzaron con un tema instrumental de C´est la vie, su último disco, para dar paso directamente a El ritmo del mar, tema con el que fueron conocidos por muchos. Increíble pero cierto que volvieran a tirar de temas que uno pensaba olvidados como Madera de colleja, Qué voy a hacer yo, Skaparate nacional, Legión de mudos, República de Sanjes, Tranquilo majete o No nos podrán parar, además de las siempre bien recibidas instrumentales Correcaminos o El túnel de las delicias. Como ven, claramente se tiran ahora más hacia lo celta que hacia lo latino. De hecho, de su parte latina tan solo hacen el Romance de Rosabella y Domingo y por fin se han olvidado de la archirepetida y babosa Cuéntame un cuento. Y ni qué decir tiene que de su parte electrónica no hacen nada, como debe ser. Me refiero al último disco con Cifuentes, el que jodió su carrera, vamos. En cuanto a su último trabajo, C´est la vie, hacen nada más que tres o cuatro temas: el propio C´est la vie, Gaia, Soledad en construcción y Sin papeles, dejando para la parte final del concierto lo mejorcito de su discografía: Lluvia en soledad, La senda del tiempo, 20 de abril…
Para quien ande un poco despistado con los abandonos y cambios de formación de los Celtas, decir que de los miembros fundadores tan solo quedan ya cuatro: Alberto García -violín y trombón-; Oscar García -bajo-; Goyo Yeves -saxo- y Nacho Castro -batería-. Junto a ellos, les acompañan desde hace un par de años el murciano Antuán -vocalista-; el mexicano Oscar Medina -guitarra eléctrica-; Roberto Jabonero -violín-; Antón Dávila -flautas y gaitas- y Jorge Arribas -acordeón y teclados-. Nueve músicos, como pueden imaginarse, que no dejan de ser todo un espectáculo haya mucha o poca gente viéndolos.
Y poco más que decir, que uno ayer sintió una extraña sensación agridulce. Por un lado, disfruté en primera línea sin complejos con temas con los que he crecido y por los que me hice insumiso y rebelde por naturaleza. Por otro lado, sentí un cierto desasosiego al terminar el concierto de ver cómo la vida pasa, como mis Celtas pierden fuelle y como por uno mismo han pasado también quince años sin enterarse. Paralelamente, al verlos tocar ayer sentí hasta qué punto desearía ser músico, aunque no fuera de un grupo cañero ni puntero… Pero en fin, no nos quejemos. Cada uno tiene su lugar y uno tiene esta humilde web que parece ser hay a quien gusta y se pasa por ella a leer chorradas e idas de olla como éstas. Gracias, hermanos, y salud.