En su último disco, El mundo del revés, ya había varias canciones con orquesta. ¿Fue ese el germen de esta gira con orquesta?

–Efectivamente. Hace como dos años y medio conocimos a Gerardo Estrada, que es el director de esta pequeña orquesta de Alicante. Se acercó a saludarnos después de un concierto y nos dijo que era un gran fan nuestro, que escuchaba nuestra música en Venezuela. Nosotros alucinamos, porque él era director de orquesta y siempre te imaginas que esta gente escucha otro tipo de música. Él toca el violín, tenía un grupo allí en Venezuela que hacía un folk rock inspirado en Celtas Cortos… A raíz de ese contacto, pensamos en él para que hiciese algunos arreglos para nuestro último disco, El mundo del revés, y eso se fraguó en esos cinco temas. La experiencia fue tan grandiosa que pensamos en llevarla al directo si alguna vez íbamos por Alicante. Este año pensábamos hacer una gira por teatros en plan acústico, y se nos ocurrió hacerla con ellos, que preparasen arreglos para todos los temas, también los antiguos. Es algo muy diferente a todo lo que hemos hecho, tiene un concepto sinfónico. Además, vamos con la orquesta a todos los conciertos; normalmente, sueles ir con las partituras y en cada ciudad tocas con una orquesta de allí. Llevamos cuatro conciertos y ya suena todo perfecto, llegamos a Pamplona en el mejor momento.

Se trata de un proyecto ambicioso y una apuesta grande por parte del grupo, porque el hecho de viajar con dieciocho músicos, evidentemente, aumentará los costes.

–Son dieciocho músicos, en total vamos veinticinco. A nivel logístico es complejo: mucho viaje, hospedaje… Es una producción cara, de ahí que hay gente a la que las entradas les pueden parecer un poco caras, porque están acostumbrados a vernos gratis en las fiestas. Este es otro concepto, van a escuchar las canciones desde otro punto de vista. Está todo muy cuidado a nivel escenográfico, visual… Es una oportunidad para los que no les apetece trasnochar y meterse en el las fiestas a las que vamos normalmente. Es otra forma de disfrutar de Celtas Cortos. Nosotros estamos encantadísimos y creo que hay mucho público potencial para este formato.

¿Cómo han elegido el repertorio? Hay una serie de canciones ineludibles que no pueden faltar, pero, imagino que al ofrecer una sonoridad tan diferente, habrá cabida para otras que no suelen sonar habitualmente.

–Sí, efectivamente. Cada vez que hacemos un repertorio, sabemos que más o menos la mitad tiene que ser de canciones que todo el mundo espera, porque tenemos un bagaje de la década de los noventa, cuando soñábamos hasta en la sopa y éramos número uno, que tenemos que tocar en eléctrico, en acústico o en sinfónico. Somos conscientes de ello y nos encanta. Con la otra mitad podemos jugar, dependiendo de si tenemos disco nuevo o de otras circunstancias. En este caso hemos escogido canciones que se adaptan bien a este concepto, medios tiempos que igual en conciertos más festivos se quedan más bajas… En este contexto son ideales, puedes escuchar bien los detalles y brillan especialmente.

¿Tienen planes de publicar un disco con estos conciertos?

–En principio, no. Queremos que sea una experiencia única para la gente que lo viva en directo. Además, tenemos un disco con orquesta sinfónica de 2016 (In crescendo). Es cierto que esta orquesta es muy especial, están todos muy implicados y parecemos un grupo, pero no nos hemos planteado grabarlo.

La gira se llama ‘Solos ante el peligro’. Para un grupo tan consagrado como Celtas Cortos, con semejante repertorio y un público fiel, ¿cuál sería el peligro?

–El título es un juego con una de las canciones del último disco, Solo ante el peligro, pero la verdad es que enfrentarse al silencio de los auditorios es algo que pone nervioso. Quieres que salga todo muy bien y tienes que estar especialmente concentrado, porque se escucha todo. No estamos acostumbrados a estas lides, nos sentimos un poco desnudos. Nos enfrentamos a esta gira nosotros, no tenemos a nadie detrás. Hace mucho tiempo que nos autogestionamos. El público de los teatros es más exigente y no queremos defraudar.

Es cierto que, en un teatro, cualquier pequeño fallo se nota más.

–Joder, ya te digo (risas). Pero el arrope que tenemos con la orquesta, Virtuós Mediterrani es espectacular.

Hablaba antes de la década de los noventa, en la que tanto éxito tuvieron. ¿Qué es más difícil, llegar arriba o mantenerse durante tantos años?

–Sin duda, lo más difícil es mantenerse. Puedes tener un golpe de suerte con un tema, que lo pongan en la radio o lo que sea y lo pete, pero cuántos se han quedado ahí. Mantenerse es muy difícil, esto de la música es una carrera de fondo. Tienes que saber digerir los altibajos, en esta profesión siempre los hay. En nuestro caso, siempre intentamos dar una pincelada diferente con cada disco. Somos un grupos de fusión y eso nos permite meternos en muchos charcos. Nos gusta hacerlo, nos parece importante, a pesar de que la sonoridad del grupo siempre va a estar ahí, sobre todo por la instrumentación que usamos y por la voz de Jesús y el tipo de letras.

Es cierto que tienen una sonoridad que les marca, a pesar de que se han acercado a diferentes estilos, incluso a la electrónica.

–Sí, eso es. Muchas veces la gente se lía con nosotros, somos un grupo difícil de etiquetar. Hemos tocado en festivales de todo tipo. Nuestra música puede sonar más pop, más latina, más rock, más folk, incluso esos tintes de electrónica que utilizamos en aquellos discos… Somos Celtas Cortos. Lo bueno y lo difícil de conseguir es que, cuando uno escucha una canción nueva nuestra, en veinte segundos ya sabe que somos nosotros. Eso es un honor y un orgullo.

Las cosas han cambiado mucho desde que ustedes empezaron. ¿Hoy sería posible una historia como la de Celtas Cortos?

–Es complicado, pero espero que sí. Por lo menos, esa forma de empezar: un grupo de amigos, de compañeros de clase que, por puro divertimento, se junta en el local para tocar, va aprendiendo, actúa en un bar a cambio de que les den unas cañas gratis, luego le dejan tocar en una terraza… Nuestra historia es muy de verdad, muy natural, muy de ir creciendo poco a poco. Yo confío en que un comienzo como ese siga siendo posible. Luego ya otra cosa es dar el salto para que te puedas conocer fuera de tu ciudad. Antes, el medio era la radio. Ahora, el punto de mira está en las redes, las plataformas… Tienes que llamar la atención en ese mundo; es difícil, pero hay gente que lo consigue. Es ahí donde tienen que pelear los grupos nuevos.

Fuente: noticiasdenavarra.com